jueves, 27 de noviembre de 2008

Inadaptación social y violencia (TDAH)

El trastorno por déficit de atención por hiperactividad (TDAH) que padecen entre un uno y un cuatro por ciento de los niños puede acarrear problemas de inadaptación social -incluso delincuencia- en la edad adulta. Ésta es la tesis que sostuvo Michael Gill, profesor del Departamento de Psiquiatría del Trinity College de Dublín, durante la última jornada del Congreso Internacional de Psicología y Educación celebrado en Oviedo. Gill destacó que el trastorno «no se debe a un gen determinado», sino que se explica por la interacción de un «complejo desorden genético y el entorno familiar, educativo y social en el desarrollo del niño». El experto destacó, asimismo, «la importancia de seguir indagando en el genoma humano en busca de las claves que posibiliten entender bien las bases biológicas» del TDAH y así mejorar las estrategias preventivas y el tratamiento farmacológico.
Julio Antonio González-Pienda, presidente del congreso, recordó que la edad crítica para detectar los casos de hiperactividad se sitúa entre los 6 y los 7 años, cuando los padres se encuentran con niños especialmente impulsivos, en constante movimiento y con problemas para fijar la atención. Cuando estos niños crecen, si su base genética se mezcla con un entorno inadecuado y no se tratan correctamente, «pueden llegar a la violencia o a altos consumos de drogas», advirtió Gill.
«Cuando las necesidades de un niño y la oferta escolar no caminan juntas, el pequeño -o adolescente- se aburre y puede bajar su rendimiento escolar o mostrar comportamientos inadecuados», señaló Waltrud Rosner, directora del Centro Nacional de Austria para la investigación en dotación. Por ello es necesario que el niño reciba una educación más exigente si la demanda, «incluso aunque no esté diagnosticado de superdotación», señaló. «Es necesario que se flexibilice el sistema educativo y se abandone la enseñanza para la masa de alumnos» atendiendo a las necesidades específicas de cada uno, como ocurre en Finlandia, añadió.
Y es que existen distintas formas de inteligencia humana, declaró González-Pienda, las llamadas «inteligencias múltiples» que están recogidas por la nueva ley de Educación, especialmente para adaptar las necesidades de los alumnos en Educación Infantil. «La idea de plantear el sistema educativo pensando en un alumno medio está superada», recalcó el presidente del congreso, destacando la importancia de atender a la heterogeneidad. Rosner subrayó también que la formación de los profesores es fundamental para tratar a los niños con discapacidades. Y es que, aunque la superdotación tiene un componente genético del 50 por ciento, el resto es, comentó, un «gran margen de intervención para fomentar capacidades».

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